A veces tienes algo en la cabeza, algo que realmente te gustaría crear. Empiezas bocetando la idea que toma una forma más definida conforme sucede el proceso.
Luego con el dibujo frente a ti te preguntas: ¿bien y ahora cómo lo convierto en una obra?, eliges una técnica y te pones a ello. En ocasiones sale de tirón. Otras sucede que tienes que dejar reposar la imagen para verla con ojos nuevos y encontrar otra vez el camino a "eso que tenías en la cabeza".
Esta imagen es una de esas. Decidí convertirla en un grabado: la dejé reposar, y acabó siendo una plancha de cobre en punta seca y otra de zinc en aguatinta (la primera casi se vale por sí sola lo que no se puede decir de la segunda matriz que es la capa de colores de debajo).
Mucho trabajo... en fin, la imagen en sí me gusta (sobre todo si la corto como muestro arriba). Y además he aprendido un montón en el intento... Pero, voy a tener que hacer una acuarela o guache a partir del mismo dibujo... por aquello de perseguir "lo que tenía en la cabeza" y por que, en realidad, me apetece un montón.
